Ha anidado en mi cabeza un pájaro de alas dañinas.
Revolotea ansioso y cría, en mi mente, golondrinas.
Ellas vuelan sin descanso, me atormentan, me persiguen,
alborotan mi pensamiento, me dan la razón, me contradicen.
Han venido a mi cabeza recuerdos del pasado,
aquel que siempre anhela un corazón esperanzado.
Cuando todo era sencillo, cuando la mente dormía
y era el alma la que andaba y curiosa, aprendía.
La madurez trae consigo alas y también te encadena,
lo mismo te sientes libre que cumples condena.
Aprendí a volar de niña, y ahora mantengo mis pies en tierra.
Ójala puediera alzar el vuelo como cuando era pequeña.
No quiero dejar que aniden pájaros en mi cabeza,
no quiero que me arrebaten mi frágil entereza.
Yo quiero unirme a ellos, formar parte de su bandada,
y volar, amar, crecer y vivir por siempre ilusionada.